“Si el mar hablara, diría cuántos son los desaparecidos. Pero también si a la tierra le escucháramos el quejido,
porque el quejido de la tierra también es el quejido de parto de una mujer, también sabríamos cuántos son los cementerios clandestinos que existen."
“A nosotras nos duele el vientre, donde nace la vida, donde se procrea, y por eso a nosotras las mujeres, cuando nos desaparecen un ser querido, es aquí, aquí donde nos matan."
Fragmento de un testimonio de una víctima
Buenaventura, Colombia, 2021
La cita del poeta judío alemán Paul Celan que da nombre a esta muestra, Aún tendría que haber luciérnagas, nos invita a reflexionar desde la fragilidad humana y la resistencia de los pueblos que hacen frente a la barbarie. A partir de una investigación situada en Buenaventura, la obra de Fernando Prats propone una ruta que dialoga con el contramonumento Fragmentos y presenta el reconocimiento frente a la tragedia de la desaparición forzada desde la vinculación con la comunidad de víctimas y sus testimonios. La obra recorre la identificación de un territorio urdido en conexión con las creencias ancestrales afrodescendientes, resignificando el permanente debate de la vida como resistencia.
El duelo inconcluso frente al drama de la desaparición forzada se convierte en un suplicio latente que fractura de manera irreversible la colectividad. Cuando la desaparición es además un hecho sistemático, no solo vulnera a la víctima, sino también a sus familiares cercanos y a toda su comunidad, quebranta el tejido social y genera consecuencias de difícil resarcimiento colectivo. Así mismo, cuando esta comunidad sienta sus bases en el arraigo de saberes ancestrales vinculados a su relación íntegra con el territorio que habita, el desamparo se agudiza, su esencia cultural y su humanidad son transgredidas de forma irreversible.
La obra de Prats aborda esta compleja realidad. El territorio es rememorado a través de la palabra, del rasgamiento de sus capas y del cordón umbilical que evoca la tradición del vínculo con la vida: es el ombligarse, práctica ancestral de la comunidad, en la que la tierra recibe como ofrenda los dones que la conectan espiritualmente a la colectividad y su territorio, haciéndose parte con el ecosistema que encarnan. De este modo, el cuerpo desparecido se vuelve grito de aquel duelo pendiente. El pan ácimo es desplazado por el artista, en cuanto cuerpo ausente, y es resituado en el suelo, en una misma horizontalidad con el arma fundida para trenzar, en un manto, un nexo entre el dolor de las víctimas y la esperanza de los sobrevivientes. El suelo común que se forja queda, ante el cuerpo ausente y la posibilidad de trascendencia, enfrentado a una búsqueda de la verdad, como respuesta al fracaso de instituciones como el Estado y la Iglesia. El debate entre la vida y la muerte, las tinieblas del horror y la luminiscencia de las luciérnagas, entre el silencio y la palabra, se levanta en su condición primogénita para sobrevivir al olvido, edificando una memoria que persiste y perdura como poética del desamparo. La memoria, como espacio de supervivencia y dignidad, permite al pueblo de Buenaventura, una de las regiones más controversiales y violentas del país, resistir al racismo, así como a los zarpazos más vehementes del sistema capitalista salvaje.
Varinia Brodsky
Curadora
Créditos
Artista: Fernando Prats | Curaduría y gestión: Varinia Brodsky | Investigación: Mary Sánchez | Producción: Andrea Ospina | Gestión comunitaria Buenaventura: Willian Mina | Asistencia y sistematización Buenaventura: Diana Riscos | Transcripción testimonios: Fernanda Carrasco | Asistentes de producción: Daniela Rodríguez y Alvi Moreno
Con el auspicio de la Dirección de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile
Agradecimientos
A Martha Nubia y Liliana Angulo, por su buena disposición y consejos. A Ileana Vargas. A las organizaciones sociales Consejo comunitario de la cuenca negra del río Naya, Comunidad Espacio Humanitario Puente Nayero, Madres por la Vida, Minga por la Memoria, Comité de Cultivos de Espacios Comunitarios, Fundación Transformando Mentes, Asociación de Comunidades Negras de los Terrenos Ganados al Mar en Relación al Campo Poblado, Corporación Centro Pastoral Afrocolombiana (CEPAC), Asociación de Mujeres y Hombres de Triana, Casa Cultural del Pacífico, Corporación Organizando, Haciendo y Pensando el Pacífico (Corhapep). A las agrupaciones Ilakir, Fundación Áshe y Memoria Urbana. A los líderes, lideresas, víctimas y a toda la comunidad de Buenaventura que generosamente contribuyeron con sus testimonios en la concreción de este proyecto.